Natividad Ramírez, la melodía más dulce



Se escucha el ensordecedor sonido de un violín. La orquesta empieza a acompañarlo. Más violines. Pitido. No se escucha otra cosa. El Invierno de Vivaldi acompaña esta fría tarde de viernes en Jaén. El termómetro apenas roza los 12 grados, hace viento. La multitud corre de un lado a otro. El ritmo de la pieza aumenta. Hay un niño que le ruega a su madre entrar en la tienda de juguetes que hay en la esquina. Parece que está llorando, pero el sonido del solo de violín lo acapara todo. Se nota que se acerca la navidad, las luces ya se empiezan a ver preparadas para dar luz y color a la ciudad en los próximos meses. 

De repente, los violines paran. Silencio. El auricular del que provenía la melodía está ya guardado.

La protagonista llega enfundada en un chaquetón color mostaza con un gorro de pelo. Sí, hace frío. La terraza de la cafetería está abarrotada de gente que está en la sobremesa o que, simplemente, ha quedado para tomar un café. Es su sitio favorito para desconectar de las largas jornadas de trabajo. Su pequeño refugio. 



— Juan, a mí me pones lo de siempre. 

El camarero de esta adorable cafetería ya la conoce. Una mesa pequeña, para cuatro. Hay una estufa justo encima. Las caras tornan al color naranja de la luz que proviene de esa pequeña chimenea. Un café con leche, un batido de chocolate y una charla entre las que podrían ser dos amigas que se reencuentran.

Natividad Ramírez Ruíz tiene cerca de 50 años y es natural de Jaén, ciudad que la ha visto crecer personal y profesionalmente. Todo lo relacionado con las artes le apasiona. El teatro, la música clásica, la ópera y la danza son algunas de sus pasiones secretas. La no secreta: la literatura.

Nati (para los amigos) no recuerda el momento exacto en el que le empezó a gustar la literatura, simplemente, que cuando era pequeña leía todo aquello que caía en sus manos. Recuerda con especial cariño cómo sus padres eran también amantes de la literatura y criaron a sus hijos rodeados de libros, prensa, revistas, enciclopedias, etc. Entre risas confiesa que en esa época, cuando iba a primero de EGB, la adelantaron un curso por su alto nivel de lectura respecto al resto de los niños de la clase. "Eso hizo que tuviera que esforzarme especialmente en el resto de asignaturas para poder mantener el nivel de ir un curso adelantada".

Lleva casi 25 años trabajando en el mundo de los bancos rodeada de números. Ha ocupado diferentes puestos de responsabilidad y de dirección. Se licenció en Ciencias Empresariales y Económicas en la Universidad de Jaén con especialidad en Balances y Contabilidad de Costes. Y sí, ha escrito un libro y este no tiene nada de números.


La escritora novel no titubea al decir que vivimos en una sociedad que "te presiona" para dedicarte a aquello que se te da bien aunque no te haga feliz. "A mí me hacían feliz las letras y las artes, y se me daban bien los números", cuenta con la mirada perdida en la espuma del café que se está quedando frío sobre la mesa. En las escuelas no nos educan a enfocarnos hacía aquello que nos hace feliz en la vida. Como si estuviera desvelando el secreto mejor guardado, ella cuenta que escribir un libro era la espinita que tenía clavada desde que se decantó por aquello a lo que vio "una utilidad productiva en la sociedad".


El tiempo pasa y los formatos evolucionan. El olor, el tacto, el texto de un libro es algo que a cualquier amante de la literatura seduce sobre todas las cosas. Todo parecía tranquilo y estable hasta que llegó el señor Fitzwilliam Darcy y puso tu mundo patas arriba. Todo parecía tranquilo y estable hasta que llegó el libro electrónico y entonces se ve cómo eso que tanto hemos sentenciado a veces viene bien.  "Cuando lo probé me hice fan, porque puedo conocer el significado de las palabras que no conozco en tiempo real, no pesa, tiene retroalimentación, puedo llevar siete libros a la vez, puedo cambiar de lectura sin moverme del refugio que es el edredón de mi cama..."


Los amantes de la lectura más jóvenes no tienen por costumbre el leer grandes clásicos y hace unos años Natividad decidió cambiar eso en su vida, resolvió que cada cinco libros contemporáneos leería un gran clásico. Fue así cómo le llegó la inspiración de escribir La Caja de Música.
 
Estando una noche en ese refugio que comenta que es el edredón de su cama estaba leyendo Rojo y Negro de Stendhal. La historia de esta obra se desarrolla en Verrières, un pueblo de Francia que no conocía y que decidió buscar. Entonces llegó a su vida el Duque de Sévèrac y la incógnita de por qué su titulo había desaparecido en pleno siglo XVII. "De pronto, se me vino a la cabeza la Duquesa de Alba. Y pensé que si esa señora acarreaba tantísimos títulos desde el siglo XIV y estamos en la era actual, ¿cómo era posible que en el siglo XVII se extinguiera un titulo?", confiesa entre risas al sacar la figura de la Duquesa y de cómo le pareció curioso y decidió continuar desarrollando la historia.

Fue una autentica valiente al decidir sacar una novela que mezclaba la parte histórica, el toque de misterio y el romance. Que la novela histórica es muy difícil de introducir entre los más jóvenes es una clara realidad. "Pensé que si le metía una historia más contemporánea iba a atraer a más público y dio la casualidad de que se dio en esta parte contemporánea una historia de amor y salió mi parte más romántica".

Silencio. Una carcajada seca. Una sonrisa cómplice.

Le da vueltas a la cucharilla sumergida en un café que debe estar ya frío. Mientras, cuenta cómo tuvo que restarle horas al descanso para poder llevar a cabo el sueño que tanto ansiaba. Paradójico, quitarte horas de sueño para cumplir tu mayor sueño. "Hay
que dedicarle mucho, pero, normalmente, las pasiones en la vida son más fuertes que cualquier otra cosa".
 
La postura corporal dice mucho de una persona y la de alguien que ve cómo la pasión por los libros se está perdiendo, mucho más. Hombros bajos, manos juntas, barbilla rozando el pecho, ojos caídos. La Marcha Fúnebre de Mozart sería el mejor acompañante. La gente accede a la información sin formación porque no se lee y en muchas ocasiones la solución está en las novelas históricas de hace siglos que cuentan muy bien la realidad del siglo presente. "Al final la vida es cíclica y si supiéramos más del pasado podríamos no repetir los errores".

Se hace una pausa para probar las bebidas que caen en la garganta como agua de mayo. Su libro lleva todo este tiempo mirando desde la mesa. La gente que nos rodea ya no es la misma del principio. La vida gira, pero en este metro cuadrado estamos viviendo más de una vida y más de una historia. Como en cualquier buen libro.

La caja de música se ha abierto. De su interior emerge Fur Elise. Una pequeña dama de la corte medieval junto a un caballero con una peluca recogida en una coleta. Los protagonistas de esta caja empiezan a girar danzando elegantemente. Los grandes vestidos destacan y se ven reflejados en el pequeño espejo de la base. En la tapa una inscripción: <<Amour, pour toujours l'amour. L'amour vous faire économiser, pour Ma fille>>.

La historia de este libro une el siglo XVII con el Madrid de 2015. Se necesita un nexo. Una unión entre ambas mujeres protagonistas. En este caso, una caja de música del siglo XVII que llega a nuestro tiempo como una herencia. La curiosidad mató al gato y la curiosidad por ese objeto dio paso a la explicación de cómo lo eligió. Su musical favorito es El Fantasma de la Ópera, musical que comienza con una caja de música que suena ante un silencio. "Es totalmente novelada, no existió. Fue un tributo a mi musical favorito".

Todo proceso creativo requiere de una gran documentación y el suyo como el que más. "Tú no has vivido esa época y tienes que documentarte cómo si estuvieras en ella". Entre sonrisas que esconden cansancio relata que se tuvo que leer más de 50 libros sobre la forma de comer, vestir, guardar los alimentos, los peinados, higiene, etc. "La simple forma de limpiar los muebles dista mucho de nuestros pronto y la bayeta", exclama riéndose mientras se toma el último trago de café.

Natividad es una mujer con muchas inquietudes y una de las tantas, entre la cocina o la pintura, son los viajes. Después de publicar su novela, cogió la maleta y se plantó en el pueblo en el que había imaginado tantas veces pasear a Clara o a Gloriande de Thérmides. "Fue un recorrido por los sitios que menciono en el libro. Se podría decir que el libro fue la guía del viaje".

Los personajes de su novela son los que la han acompañado durante los casi dos años de preparación del libro, son los que la han visto en los momento de miedo y pudor, y son de los que más cuesta despedirse. "Cada personaje contiene a varias personas de mi vida actual, por ejemplo Edward es una mezcla de tres personas", confiesa entre risas cuando relata cómo las personas que la conocen le decían que si tal personaje estaba basado en ellas. "Es gracioso que se identifican, pero en realidad no lo son porque son una mezcla de diferentes personas, no hay ningún personaje puro. Todo te sirve, tu experiencia te sirve".

Y para experiencia la que vivió en el momento de ponerse en contacto con la editorial como escritora novel. "Es un momento un poco desolador", afirma al contar cómo fue de ilusionada con su novela y nadie la escuchaba. Hoy en día hay mucho de todo, hay muchos escritores y también muchas editoriales. Con una sonrisa apagada confiesa que en varios momentos de su vida ha tenido que sacar fuerzas de donde no las tenía y pensar que nada en imposible si lo intentas.

Después de dos largos años de preparación, Natividad consiguió ver su libro en todas las librerías, la invitaron a la feria del libro de Jaén y vio que todo su miedo dio paso a elogios y alabanzas. "Se siente mucho vértigo y responsabilidad. La gente pone muchas expectativas en ti y temes mucho el defraudar". Han sido muchas las veces que Nati ha viajado hasta Barcelona para Sant Jordi, todos los rituales que tengan que ver con el mundo del libro le apasionan.

— Cuando me vi en la Feria del Libro de Jaén pensé: "Solo por esto merece la pena".

El gusanillo de escribir, a pesar de todo lo que conlleva, nunca se va del todo. Y así lo deja claro cuando confiesa que no va a dejar de escribir nunca. "Es una necesidad. Escribo relatos que dejo para mí y, además, tengo un blog en el que escribo artículos". Las almas creativas se ven a la legua y la de ella así se ve. Escribe como firma invitada en un blog de opinión de Jaén, forma parte de un grupo de escritura junto a otros escritores y a todo ello hay que sumar la cantidad de cursos de escritura y pintura que lleva a sus espaldas.

Una autentica artista 360, cómo diría la aclamada representante de famosos Paquita Salas.

La terraza ya está casi vacía. El café con leche a dado paso a unos posos que, sin duda, auguran un gran futuro. Si te fueras a una isla desierta, ¿qué tres libros te llevarías? De momento, no se va a ningún lado, pero en su maleta no podrían faltar: Los Miserables, El despertar de la señorita Prim y las aventuras de Julio Verne. Si tuviera que elegir entre libro y película, lo tiene claro: siempre el libro. "La única obra que me puede crear duda es la trilogía de El padrino porque los libros son buenísimos, pero la película también".

— ¿Y si te pierdes?

— Búscame en cualquier museo...

Los violines que se habían silenciado vuelven a sonar. Natividad se despide con una amplia sonrisa y la promesa de volver a vernos. Quizás con un nuevo proyecto o simplemente para seguir charlando sobre libros e inquietudes. La caja de música se ha cerrado, la pareja ya no está bailando. Y de fondo la Marcha Radetzky, la melodía más dulce.
 

 

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