PARED
Estoy empezando a encontrar formas
raras en la pared. Y no, no estoy loca. O eso creo. Hay una pared en mi casa
que me mira todo el día, me observa mientras rio en las videollamadas con mis
amigas, mientras tomo nota en clase, mientras lloro durante los
bajones...Está siempre presente, ahí, desde su quietud. Solo me mira.
Estar tanto tiempo encerrada da pie a
pensar mucho, a reflexionar sobre todo y sobre nada. Y es entonces cuando te paras
a pensar y empiezas a ser consciente de que el simple hecho de que hoy estés ahí, frente a esa pared gris, es una hermosa casualidad que no valoramos lo
suficiente.
Hay veces, como hoy, en las que me
paro a pensar en la cantidad de casualidades que nos han ocurrido y de las que
no somos conscientes. El hecho de que yo esté hoy aquí escribiendo esto ya es
una bonita casualidad porque tú, que lo estás leyendo, podrías no haberte
detenido y estas palabras hubieran caído en saco roto.
¿Y las palabras? ¿son también cosa
del destino? ¿Qué hubiera pasado si no hubieras dicho aquello de lo que ahora
te arrepientes? A mí me gusta pensar que todo ocurre por algo, y que todo está
de alguna manera escrito. Hemos ido tomando una serie de decisiones (como dónde
vivir, con quién vivir, tus amigos, la carrera...) que nos han traído hasta el
día de hoy, pero ¿y si cambias una sola cosa de ellas?
¿Y si aquel primer día de clase no te
hubieras juntado con la que es ahora tu mejor amiga? Todo sería muy diferente,
no tendrías esas anécdotas que te pueden hacer reír durante horas, no tendrías
ese BAR que sirve de refugio para lo bueno y malo, nada sería igual. Pero, ¿y
si nunca te hubieras cruzado con ese desconocido (ahora no tanto) en aquel
pasillo? Me habría ahorrado muchas lágrimas y mucho rímel.
Me gusta ver la vida como si fuera
una serie interactiva en la que un ser superior selecciona cada movimiento. Yo
tengo claro que mi jugador se lo está pasando genial, porque estoy escribiendo
esto, que quizás nunca nadie lea, delante de una pared lisa a la que ya estoy
empezando a sacar formas y que creo que me está mirando mal.
Al final, le estoy cogiendo cariño a
ese trozo de pared gris. Está viendo todas mis facetas, incluso las que nunca
dejo ver. Se podría decir que es mi confidente durante el confinamiento. Y sí,
acabo de decir que una pared me está haciendo compañía. Bendita locura. Pero,
bueno, todos estamos un poco locos, ¿no? Eso nos hace de alguna manera más especiales.
S
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