La sombra de un maestro

 

Olor a café, risas cómplices, aplausos. Más olor a café. No es una cafetería. No es una charla en la universidad. No es un grupo de amigos tomando algo. Se escuchan las teclas de los portátiles aporrear el silencio. Los más tradicionales desenfundan sus bolígrafos listos para el combate. Quizás la palabra que más se ha escuchado es "boxeo", quizás "periodista" o quizás "maestro". "Un escritor escribe todo el rato", y eso es lo que hizo Manuel Alcántara, escribir todo el rato.

En una mesa decorada con tonos grises y blancos están los protagonistas de la jornada: Agustín Rivera, Silvia Cruz, Alfredo Relaño y Domi del Postigo. Entre cámaras de fotos y flashes, los púgiles de la mañana empiezan su discurso. Los invitados narran cómo fue su relación con el verdadero protagonista del congreso, Manuel Alcántara. Admiración y respeto es lo que más se puede apreciar en las palabras de aquellos que bien lo conocieron y compartieron profesión.

— Yo solo comí una vez con él y en esa comida vi al verdadero periodista y cronista.

15 asaltos. Manuel Alcántara es el máximo representante de la edad de oro del boxeo. 14 asaltos. "Hacía crónica literaria y reportaje urgente". 13 asaltos. El buen periodismo es uno de los temas más tratados en el congreso y una de las ideas más transmitidas es la de la necesidad de una estructura buena y clara que perdure en la historia. 12 asaltos. Historia es la que ha marcado Manuel Alcántara con sus particularidades como poeta. 11 asaltos. "No hay que leer solo para documentarse, hay que leer para ti".

10 asaltos...

Estudiantes tomando nota como si les fuera la vida en ello, cuchicheos, el pasar de las páginas. Una señora que parece estar emocionada coge un pañuelo de papel. Lleva las uñas de color lavanda. ¿Lo conocería? Un señor ataviado con una chaqueta de cuadros marrón saca una libreta en la que anota algo. La guarda. La vuelve a sacar. Alguien se levanta. Es un fotógrafo. Foto al público, foto a los ponentes, más fotos. Se escucha mal el micro, da pie a unos segundos de conversación entre el público. "Lo importante y más interesante es la narración. Mirar lo que pasa en el público", confiesa entre risas Silvia Cruz. Lleva razón.

Aparece el tema del cine y el periodismo. El cine y la crónica. El cine y el boxeo. El hijo predilecto de Málaga premiaba como la mejor película que recoge el mundo del boxeo a Toro Salvaje, así lo comenta su hija Lola. La vida ha cambiado, los ídolos también. Los invitados más mayores recuerdan entre sonrisas y asentamientos de cabeza cómo antes se tenían a los boxeadores como ídolos. Las canas abundan en la sala. Los recuerdos también.

Los estudiantes de periodismo llenan gran parte de la estancia y, como es de esperar, los participantes de esta mesa redonda les dedican palabras de ánimo y algunos consejos. Silencio. Teclados preparados. Se escucha el susurro de algún joven repitiendo lo que está escuchando: "Es muy importante la lectura y la escritura. Hay que practicar mucho para alcanzar una estructura y contenido atractivo y no repetitivo".

— Chicos, no podéis intentar ser como ese alguien. Cada uno tiene su esencia.

Aparece el micrófono de la ronda de preguntas. Son cerca de las dos de la tarde. Hay pocas. Sale a la luz Internet y su inmediatez. Todo ello en una sala en la que son mayoría los móviles tuiteando, el hashtag perfecto, las fotos para Instagram. "La inmediatez de la noticia no existe. Esta muerta". Tuitear. Publicado.

La luz entra por las cristaleras. El visillo la deja pasar. Ordenadores cerrados, libretas guardadas, miradas de orgullo. Se escucha de fondo una despedida, una voz da las gracias. Posos de café, aplausos, frío. El viento sopla fuerte en esta esquina. ¿La posibilidad de contar una nueva historia? Quién sabe.

 

 

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